vaso?), si no se asegura de estar constantemente lleno de la Palabra de Dios y del Espíritu de Dios, llegará el día cuando descubra que está completamente vacío. Calvino da este sentido al verbo cuando señala la diferencia entre esta clase de persona y el creyente diligente en los términos siguientes: «Una mente atenta es como una vasija capaz de retener el agua. Pero la inconstante e indolente, es como una vasija con agujeros» (Juan Calvino: La Epístola del Apóstol Pablo a los Hebreos, pág. 50.
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